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CORAZON RENACIDO

Meditando con el corazón de Bivi Ruffino
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Este espacio lo he separado para escribir historias de personas que, así como yo, han padecido de la enfermedad del corazón y han sobrevivido para contarla. Además, para instruir a través de nuestras experiencias a cada persona que está teniendo la vivencia sintiéndose impotente, frustrado, confuso, y hasta miedoso por lo que está pasando. 
Cada historia que me compartan, con mucho respeto y agradecimiento la pondré aquí. 
El propósito de este espacio es para compartir, apoyar, instruir y hasta guiar a cualquier persona que padezca del corazón.  Aquí compartiré las experiencias vividas para que así sientan el impulso de salir adelante al comprender que “si se puede” vivir después que nuestros corazones han sido tocados, lastimados, infartados, quemados y remendados. 
La vida nos da oportunidades y cuando tenemos problemas cardiacos, yo personalmente puedo decir, que “Viví mi noche más oscura cuando me ignoré a mí misma, seguí la luz en mi corazón que me ayudo a recordar el por qué nací, y me guio hasta el hoy, para escribir este blog y ayudar con mi sabiduría a todos los que la necesiten.”

A MIS 11 AÑOS

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Tenía 10 años en la ciudad de México donde nací, cuando comencé a sentirme mal. Mi corazón palpitaba muy rápido y mis manos y axilas sudaban muchísimo. Me daba vergüenza en el colegio que me vieran con la blusa tan mojada. Y mis amigas no me querían dar la mano por ese motivo. Pero no decía nada en casa, porque no quería que me dijeran que estaba haciendo drama. Cuando entre a la secundaria, teníamos que formarnos para entrar marchando a nuestros salones de clase. Teníamos que subir las escaleras y yo siempre me quedaba atrás, porque mi corazón brincaba mucho y me faltaba mucho el aire. Cada vez que llegaba en la mañana a formarme, comencé a desmayarme hasta el extremo que en la clínica del colegio le enviaron una nota a mi padre. El comenzó a llevarme al seguro social. Me hicieron muchas pruebas. No se cuantas veces tuve que quitarme la blusa enfrente de perfectos extraños. Y también tomar una leche horrible para que me hicieran los rayos X, y pudieran ver mi corazón. Eso que tome era el contraste, del cual hoy en día lo ponen directamente en la vena, por la tecnología tan avanzada. Eso fue en 1971.
El 16 de julio de 1972 nos mudamos a Estados Unidos. El clima me ayudo bastante, aunque a veces tosía sangre cuando me agitaba mucho. Pero igual, no le decía a nadie. Una noche, la tos me despertó y no podía parar. Hasta que note que estaba tosiendo con mucha sangre. Fue entonces que mi hermana despertó a mi padre y me llevo al hospital de emergencias. 
Ahí estuve por un mes, porque los médicos decían que era muy niña para una cirugía de corazón abierto. Hasta que decidieron que la harían, debido que mis pulmones estaban lastimados y por ello escupía sangre. Pero antes de eso, me hicieron un cateterismo cardiaco por la ingle derecha, para ver cómo estaba la válvula mitral. Que se había dañado porque a la edad de 7 años me dio fiebre reumática y eso la deterioro, porque ya tenia un soplo en el corazón, heredado por mi madre, de la cual murió cuando yo tenia la edad de 7 años igual que un hermano que murió a la edad de 18 años.
Tuve la suerte que el doctor americano Dr. George C, Kaiser (reconocido mundialmente por haber sido miembro del equipo del primer trasplante de corazón en febrero de 1972 junto con el doctor Hendrick Barner en Estados Unidos) y el doctor cubano Otto García, fueron los que me operaron, Y digo suerte porque el doctor Otto García fue participe en la Habana en la primera cirugía del corazón abierto en la isla caribeña.
Un mes después del cateterismo, me operaron de corazón abierto. Recuerdo haberme despertado en medio de la cirugía y me asuste, porque no podía hablar por el tubo que tenia en mi garganta, y eso me daba muchas nauseas. Después la anestesióloga se dio cuenta y me durmió nuevamente.  Me pusieron en un pabellón donde había 40 niños. 20 en un lado y enfrente otros 20. El hospital donde estaba fue el Jackson Memorial Hospital en la ciudad de Miami. Ahí había muchos médicos estudiantes e internistas. Recuerdo que cuando comenzaban las rondas, me ponía super nerviosa, porque yo estaba en la esquina de enfrente al fondo del cuarto. Cuando llegaban, el medico profesor y sus alumnos comenzaban con los que estaban cerca de la puerta. Todos estábamos recién operados. Había niños de 4 a 12 años de edad. Al ver las reacciones de los niños, según me comportaba cuando tocaba mi turno. Recuerdo de que la primera vez que les vi, cuándo estaba consciente, me puse tan nerviosa que quería salir corriendo por la ventana, pero no podía moverme por tantos tubos que tenia en mi cuerpo y el dolor en el centro de mi esternón. La reacción de los niños enfrente de mi fue como una película de horror. Los médicos lo revisaban, lo rodeaban aguantándole las piernas y los brazos y halándole el tubo del drenaje que estaba cerca del ombligo. Cuando llego mi turno, se podía escuchar mi corazón galopar tan fuerte que los médicos en lugar de preguntarme como estaba, enseguida me sujetaron las piernas y los brazos y me dijeron que respirara profundo y en ese instante, jalaron el tubo del drenaje que era alrededor de 2 metros de largo y me quedé en shock porque sentí que me estaban sacando todos mis intestinos y quien sabe que más. Después comprendí que debía de ser así, porque si lo hacían suave podría doler. Estuve como quince días recuperándome hasta que me dieron de alta. Los doctores le dijeron a mi padre, que mi enfermedad era 30 por ciento física y el resto emocional, debido que era muy sensible. Los médicos indicaron que no me cambiaron la válvula mitral porque era muy joven. Sin embargo, solo la abrieron lo que hoy en día le llaman una valvuloplastia con la condición de que en diez años tendría que operarme para remplazarla y tal vez no podría tener hijos.
Tuve una recuperación muy buena. A la edad de 13 años comencé a estudiar Kung Fu para aprender a respirar y quitarme los miedos e inseguridades que afectaba mucho a mi corazón y al sistema nervioso. Eso me ayudo el resto de mi vida. Pasaron diez años, se me había olvidado lo que habían dicho los médicos, porque mi vida cambio muchísimo padeciendo muchos problemas familiares. Quede embarazada de mi hija, y me dijeron no uno, ni dos médicos, si no tres que debía de abortar porque no podría tener a mi bebe. Decidí tenerla y jamás me he arrepentido de ello, a pesar de que me debilitó muchísimo mi cuerpo. Recuerdo que una vez una mujer psíquica me dijo que yo había muerto el 3 de mayo de 1973. Me sorprendió la precisión de la fecha porque ese fue el día que me operaron del corazón. Después mi tía me lo confirmo. Sin saberlo morí en la sala de operaciones, pero RENACI. Dios me dio otra oportunidad para terminar lo que tenia que hacer. 
He tenido hasta la fecha varios procedimientos en el corazón. Los he explicado en mi canal de YouTube “Te Invito a Despertar Hoy” con más detalles. Les invito a que lo vean. Pero si no tienen tiempo, les cuento que he tenido hasta hoy, 9 cateterismos cardiacos, 3 ablaciones, 6 cardioversiones, dos cirugías de corazón abierto. Y todo esto en relación con mi corazón únicamente. Porque he tenido otras tantas cirugías en otras partes de mi cuerpo.
Aquí, solo les cuento parte de mi historia relacionada a mi corazón, porque literalmente tengo un Corazón Renacido que, a pesar de estar completamente lleno de cicatrices, ha renacido con la intención de terminar lo que vine a hacer cuando decidí nacer en este cuerpo delicado.
Si llegaste hasta aquí, además de aplaudirte, te agradezco porque para mi es muy importante comprender que nosotros los que padecemos del corazón en específico, somos seres hiper sensibles, aunque no lo demostremos. También nos sentimos mayores a nuestra verdadera edad, porque somos muy maduros y comprendemos el dolor humano en nuestro alrededor. Una vez oí a un médico que me enseño la Sinergética (Modalidad de sanación cuántica usando las manos), que las personas que nacen con problemas del corazón son personas muy espirituales. Y lo creo, porque sin yo saberlo, a través de los años lo pude comprobar. 
Si conoces a alguien que tenga algunos síntomas parecidos a los que les compartí en este blog, no duden en llevarlo al médico para revisarlo. Mas vale prevenir que lamentar. 
Yo Soy Biviana Ruffino, y te

                                                             ¡INVITO A DESPERTAR!

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